martes, 1 de febrero de 2011

Esa luz...

...de atardecer. La reina Midas que todo lo vuelve de oro. Esa luz que nos hace entrar en un sueño, imaginar, dormitar, elevarnos a las nubes y ver todo de otra manera, un caleidoscopio de sol que nos traslada a otra realidad. La luz que acompaña la poesía y la imaginación. Preciosa y seductora, sensual y frágil. Es el momento del día que más me gusta, por unos momentos parece que todo es diferente y las personas parecemos dioses. Dioses que bajamos del Olimpo para quedarnos por un momento en la Tierra y disfrutar de los placeres humanos. Cuando su rayo se disipa, volvemos a la normalidad y todo parece haber sido un sueño, un bonito y sensual sueño dorado. Decidimos aprovecharla para captar un retrato, la imagen se endulza y los rasgos se suavizan, la nitidez que en otro momento del día refleja los defectos sin consideración alguna, nos enamora y saca lo más bonito de cada uno. Los objetos cotidianos se funden con el ambiente bañado de luz, bodegones que cobran una esencia de la que previamente carecían, es capaz de dar ese toque especial que antes falta. Ese rayo de luz entra por la ventana seduciéndonos, y comienza un cuento cuyo fin es cercano y terrible; mientras, disfrutamos de un nuevo paisaje dulce ante nuestros ojos, escudriñamos cada rincón y dejamos que nos invada lenta y deliciosamente; cuando se aleja, se lleva el alma sin miramientos, robando la esencia a todo lo que antes había enamorado, haciéndolo inigualable y único.

Éstas fotos reflejan a la perfección lo que trato de contar con palabras que no le pueden hacen justicia.
La modelo Sally Gordon se desnuda en cuerpo y alma ante Amie Milne para la revista Pulp.











Isabel Cid
 

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